Alguien me empuja hacia arriba por una pendiente de
verde pasto. Hay una zanja. No es muy ancha, pero cruzarla es difícil. Esta
difícil zanja esta en la cima de la colina, llena de osamentas de animales
prehistóricos. Restos de cosas violentas, de bestias de presa, monstruos,
serpientes. Yacen hasta en lo mas profundo del abismo. Hay un tablón para
cruzar la zanja, pero el aire parece estar saturado de un poder que restringe,
como la invisible influencia de un poderoso magneto. Y esto es lo que me
retiene, junto con el temor de salvar la zanja, aunque no sea muy ancha. No
podría decir por cuanto tiempo, pues en todo esto hay un tiempo poco ordinario.
De pronto veo que la he cruzado, me veo al otro lado. ¿Que visión tan maravillosa es la que contemplo?
Veo a alguien que instruye y prepara a unos reclutas.
Eso es todo. A primera vista nada hay de
maravilloso en todo esto. El hombre sonríe. Da a entender, de algún modo, que
no abriga muchas esperanzas de que esto de resultados. Parece no afectarle. No
manifiesta la menor impaciencia cuando le tratan groseramente. La instrucción
ya casi ha terminado, pero esto tampoco le afecta en lo mas mínimo. Es como si
dijese: "Bueno; esto es algo que hay que hacer. No podemos esperar gran
cosa. Hay que ayudarles, aunque no quieren ayuda". Lo que mas me
impresiona es su invulnerabilidad. No le hiere el escarnio ni le enoja la falta
de disciplina. Posee algún extraordinario poder que casi no usa.
Me maravilla que pueda hacerlo así. No podría yo
realizar tan ingrata tarea. Sigo mi camino y, al cabo, llego a un lugar que tal
vez sea una bodega donde se guardan barcos. Mas allá esta el mar.
Cuando despierto, pienso en este hombre. Lo que
hace es tan completamente distinto a lo que haría yo. Precisaría una nueva voluntad.
Esto significa que tendría que ir en un sentido
contrario al que siempre he llevado. Y mucho he pensado en esta nueva
dirección. .Como podría definírmela? Yo hubiese sido muy violento con esos
reclutas. Si, eso es. Y el no demostró violencia alguna. No tenia voluntad para
la violencia. Parecía purificado de toda violencia. Ese era el secreto. Esa era
la fuente del extraño poder que capte en el. Un hombre sin
violencia. Entonces reflexione:
para poder acercarme a el tenia que cruzar la profunda zanja llena de carroñas
de bestias prehistóricas, llena de las osamentas de criaturas violentas. De
algún modo que ignoro se me había conducido al otro lado, y me encontré al
borde de otro país, solamente al borde, pero mas allá de las bestias
prehistóricas. Este era el lugar donde vivía y enseñaba el hombre no violento.
Y los reclutas estaban con el. Era un lote indiferente, pero tal vez
representasen a personas que con el tiempo pudieran aprender algo.
Se hallaba a punto de dar por terminada la lección.
Mas allá estaba el mar, y cerca había barcos amarrados. Seguramente que cuando
terminase la instrucción de los reclutas se iría a algún otro lugar, mas allá
de la tierra. En cuanto a mi, se me había dado solamente un vislumbre del
significado de la nueva voluntad; no era esta una voluntad que se apoyase en la
violencia, ni en los propios deseos. Repito: fue solo un vislumbre. Pues bien
sabia que, salvo en espíritu, no había aun cruzado la zanja llena de carroñas
de un pasado violento, que no la había dejado atrás del todo. No había reclutas
para mi; o bien ¿no serian esos reclutas distintos 'yo' en mi mismo a los que
ese hombre procuraba instruir? Por cierto que ninguno de los barcos era el mío.
Pero, en virtud de este vislumbre, se ya mas prácticamente lo que es ir en un
sentido nuevo, y lo que significa una voluntad purificada de toda violencia.
También se que las posibilidades para ir en pos de esta nueva voluntad y de
este nuevo sentido radican en cada momento de la propia vida, y que siempre lo
olvido.
LA FLECHA EN EL BLANCO, MAURICE NICOLL
1 comentario:
Recordo quan reiem junts
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