CAJÓN DE SASTRE DE UNA HORMIGA DISIDENTE







sábado, 28 de marzo de 2009

LA HORA DEL PLANETA Y DARWIN



Una hora no es mucho para un planeta que existe desde hace tantos millones de años (no sé exactamente cuántos) pero a los humanos nos parece demasiado tiempo para estar “a oscuras”, sin poder hacer nada de lo que solemos estar haciendo siempre. ¿De qué manera se las arreglaban hace tan solo cien años?
Como siempre las excusas: “con apagar las luces un rato no se soluciona nada”, bueno, y no apagándolas tampoco.
Es un gesto que indica hasta dónde somos capaces de llegar. Si no somos capaces de estar 60 minutos desconectados es que estamos francamente mal. Bueno, seguro que mucha gente lo habría hecho si hubiese tenido un buen motivo. Todos hemos hecho cosas absurdas, difíciles e inverosímiles cuando hemos deseado conseguir algo a cambio, algo realmente “interesante”, un ligue estupendo, un premio, una entrada para un concierto, la aprobación o admiración de la gente... entonces sí que sacamos fuerzas y ánimos de donde sea. Da igual lo que haya que hacer, se hace y que bien nos sentimos porque “somos capaces”, eso sí, con nuestra recompensa bajo el brazo. Para mí, lo que realmente tiene mérito es hacer las cosas que hay que hacer sin recibir un beneficio propio a cambio. Ser conscientes de lo que nos mueve a actuar. Si no, somos como marionetas movidas por los hilos de los deseos.
Me voy del tema.
El planeta es sabio. Va a seguir existiendo cuando no quede petróleo, agua potable ni la mayoría de las especies. Los “recursos” naturales no son tales. Desde el momento en que se comercia con ellos pasan a ser bienes de consumo al alcance de quien los puede pagar.
Este sistema de crecimiento indefinido no es sostenible y ya ha empezado a resquebrajarse. Se “autodestruirá” por que no se ha adaptado al medio.
En este año dedicado a Darwin, (150 aniversario de la publicación de la teoría de la evolución en su libro: El orígen de las especies, 200 de su nacimiento) sería muy reconfortante ver como esta misma teoría se aplica al desmembramiento de tantos campos en los que se ha usado para justificar lo injustificable (sociología, eugenesia, economía, política, sicología etc.) y da paso a una nueva especie humana. Propongo un nombre: “homo transcendenthalis”.

Por cierto, ciclo de conferencias sobre “L’any Darwin” en las bibliotecas de Barcelona, el Ateneu Barcelonès y el Museu de Ciències Naturals de Barcelona.

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